LA ORACIÓN DE LA RANA. 243.
Un día le dijeron los discípulos a Baal Sem: "Dinos, querido rabino, cómo hemos de servir a Dios".
Y él respondió: "¿Cómo voy a saberlo yo...? Y a continuación les contó la siguiente historia:
"Un rey tenía dos amigos que resultaron culpables de un crimen y fueron condenados a muerte. Y, a pesar de que los amaba, el rey no se atrevió a concederles abiertamente el indulto, por temor a dar un mal ejemplo al pueblo. De modo que decidió que se tendiera una cuerda de un lado a otro de un profundo abismo y que cada uno de los dos hombres tratara de pasar por ella: quien lo consiguiera obtendría la libertad; y quien cayera abajo encontraría la muerte. El primero de los dos consiguió atravesar sin mayores problemas. El otro, entonces, le gritó desde el otro lado: "¡Amigo, dime cómo lo has hecho!" Y el primero le respondió: "¿Y cómo voy a saberlo? ¡Lo único que he hecho ha sido que, cuando me escoraba hacia un lado, trataba de inclinarme hacia el lado contrario!".
No aprendas a montar en bicicleta en un aula.
El
seguimiento de Pedro: La misión como pastoreo.
(Jn
21, 15-23)
15. Cuando acabaron de almorzar, le
preguntó Jesús a Simón Pedro:
- Simón de Juan, ¿me amas más que
éstos?
Le respondió:
- Señor, sí; tú sabes que te quiero.
Le dijo:
- Apacienta mis corderos.
16. Le preguntó de nuevo, por segunda
vez:
- Simón de Juan, ¿me amas?
Le respondió:
- Señor, sí; tú sabes que te quiero.
Le dijo:
- Pastorea mis ovejas.
17. La tercera vez le preguntó:
- Simón de Juan, ¿me quieres?
Pedro se puso triste porque la tercera
vez le había preguntado: “¿Me quieres?”, y le respondió:
- Señor, tú lo sabes todo, tú sabes
que te quiero.
Le dijo:
- Apacienta mis ovejas.
18. Sí, te lo aseguro: Cuando eras
joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas adonde querías; pero cuando
llegues a viejo, extenderás los brazos y otro te pondrá el cinturón para
llevarte adonde no quieres.
19. Esto lo dijo indicando con qué
clase de muerte iba a manifestar la gloria de Dios.
Y dicho esto, añadió:
-Sígueme.
20. Al volverse, Pedro vio al
discípulo predilecto de Jesús, que iba siguiendo, el mismo que en la cena se
había apoyado en su pecho y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va
a entregar?”
21. Pedro, entonces, al verlo, le
preguntó a Jesús:
- Señor, y éste, ¿qué?
22. Le respondió Jesús:
- Y si quiero que se quede mientras
sigo viniendo, ¿a ti que te importa? Tú sígueme a mí.
23. De ahí que se corriera la voz
entre los hermanos de que el discípulo aquel no moriría. Pero Jesús no le dijo
que no moriría, sino: “Si quiero que se quede mientras sigo viniendo, ¿a ti qué
te importa?”
EXPLICACIÓN.
15-23. En el
episodio anterior (21,7), Jesús
no se ha hecho eco del gesto de Pedro. Terminada la comida se dirige a él (cf.
20,27, con Tomás) (15). Evita
que el problema personal interfiera en su contacto con la comunidad.
Iniciativa de Jesús (le preguntó). Simón de Juan. Cf. 1,42. Ha pretendido destacarse del grupo ostentando ser el primero en la
adhesión a Jesús (13,37). La pregunta (¿me amas más que éstos?), enfrenta a Pedro con su actitud,
en presencia de los demás. Después de sus negaciones, Pedro evita toda
comparación; te quiero,
amor de amigo, en lugar de “te amo”, amor de identificación. Se remite
al conocimiento de Jesús (tú sabes). Apacentar, procurar alimento, que, como el que da Jesús, es el don de la propia persona
(14,15.21); corderos, los
pequeños; ovejas, los grandes: totalidad del rebaño.
Segunda pregunta (16), más breve e incisiva: si realmente está identificado con él y lo toma
por modelo, renunciando a todo otro ideal de Mesías. Igual respuesta de
Pedro. Pastorear, dar la
vida por las ovejas, como hace el pastor modelo (10,11); disposición propia de todo
discípulo.
La tercera vez (17) recuerda la triple negación. Pedro había profesado dos veces ser amigo
de Jesús (“tú sabes que te quiero”); “ser amigo”; renunciar a la idea de un
Mesías de poder (18,10), a la relación de inferior a superior (13,6-8), al
trabajo como siervo o asalariado (15,15). Se puso triste: Jesús parece desconfiar de sus afirmaciones
anteriores y le hace
recordar su obstinación (Pedro/Piedra). Tú lo sabes todo, nueva
rectificación (cf. 13,37s). Apacienta mis ovejas sintetiza los dos encargos
anteriores.
Pedro dará la vida en la cruz, como Jesús (18-19). Así se asociará
hasta el final a su misión de pastor. Cuando era joven, actuaba a su arbitrio, sin objetivo
(ibas adonde querías); desde
ahora tendrá que ser coherente con el seguimiento, aunque le cueste (adonde no
quieres).
Jesús lo invita a comenzar el seguimiento (cf. 13,36). Es la invitación que
hizo a Felipe al principio del Evangelio (1,43); Pedro tiene que volver a los principios y aprender todo
lo que no había aprendido. Pedro se vuelve, para comenzar su seguimiento, y ve al que nunca ha
dejado de seguir a Jesús. Reacción (21): inseguro, quiere saber qué será del otro,
para imitarlo y no desviarse. No importa lo que pase con el otro (22); la ruta de cada uno es
independiente; mientras sigo viniendo, haciéndose presente en la
comunidad, hasta que acabe la creación de la humanidad (20,17). No hay más modelo que Jesús ni más
camino que el suyo (Tú sígueme a mí). El Espíritu identifica con él. Se
deshace un equívoco (23). Hermanos, apelativo de los cristianos.
SÍNTESIS.
La mentalidad tipificada por Pedro, la del
Mesías/la Iglesia de poder es el gran obstáculo para el seguimiento; considera a Jesús un líder a quien se presta una adhesión
independiente de la comunidad y del mundo. Libertad y responsabilidad del discípulo en el
seguimiento. Vínculo
personal de amistad con Jesús. Cada cual ha de recorrer su propio camino y asumir su
propia responsabilidad. La presencia de Jesús está asegurada.