¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?
ANTHONY DE MELLO.
Los hindúes han creado
una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su creación.
Dios “danza” su Creación. Él es su bailarín; su Creación es la danza. La danza
es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con
independencia de Él. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo
a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.
En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla
demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creación, está todo
el tiempo pensando, hablando (consigo mismo o con los demás), reflexionando,
analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras… Ruido, ruido, ruido…
Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor,
una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de la danza
sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle
a él, al bailarín en persona.
El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: “No haces más que
ocultarme el secreto último del Zen”. Y se resistía a creer la consiguientes
negativas del Maestro.
Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban,
oyeron cantar a un pájaro.
“¿Has oído el canto de ese pájaro”?, le preguntó el Maestro.
“Sí”, respondió el discípulo.
“Bien”; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada”.
“Sí”, asintió el discípulo.
Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol;
deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).
¿Qué dices? ¿Qué has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de
árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras
un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol
y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón
se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?
La
explotación del pueblo y la alternativa de Jesús.
(Jn 9,39-10,9)
9, 39. Añadió Jesús:
-Yo
he venido a abrir un proceso contra el orden este; así, los que no ven, verán,
y los que ven, quedarán ciegos.
40.
Se enteraron de esto aquellos fariseos que habían estado con él, y le
preguntaron:
-¿Es
que también nosotros somos ciegos?
41.
Les contestó Jesús:
-Si
fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado
persiste.
10, 1. Sí, os lo aseguro: Quien no entra
por la puerta en el recinto de las ovejas, sino trepando por otro lado, ése es
un ladrón y un bandido.
2.
Quien entra por la puerta es pastor de las ovejas;
3. a
ése le abre el portero y las ovejas oyen su voz. A las ovejas propias las llama
por su nombre y las va sacando;
4.
cuando ha echado fuera a todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas
lo siguen porque conocen su voz.
5. A
un extraño, en cambio, no lo seguirán, huirán de él, porque no conocen la voz
de los extraños.
6.
Esta semejanza les puso Jesús, pero ellos no entendieron a qué se refería.
7.
Entonces añadió Jesús:
-Pues
sí, os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
8.
Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos, pero las ovejas
no les han hecho caso.
9.
Yo soy la puerta, el que entre por mi quedará a salvo, podrá entrar y salir y
encontrará pastos.
EXPLICACIÓN.
No es misión de
Jesús juzgar a la humanidad (3,17; 12,47), pero su presencia y actividad
denuncian el modo de obrar del orden opresor (7,7; 8,23) y abren un proceso
contra él (39): quienes estén por la liberación y la vida se
pondrán de parte de Jesús. Se van a trastornar las situaciones establecidas
(los que no ven, verán, etc.): los que nunca han podido conocer, como el ciego,
experimentarán la acción/amor de Dios, y conocerán. Los que podían conocer,
pero engañaban con una falsa doctrina, al consumar su rechazo de Jesús perderán
para siempre la luz de la vida.
Los fariseos (40), jueces del ciego (9,13): pregunta
irónica, con incredulidad y autosuficiencia: los que poseen el conocimiento
basado en la Ley tienen la luz y nunca podrán perderla. Jesús los coge con su
misma afirmación (41): no
es pecado ser ciego (cf 9,3), sino serlo voluntariamente, rechazar la evidencia, como han
hecho ellos (9,16.24). Además, imponen su mentira como verdad (cf. Is 5,20). Doble mala fe. Ejercen la
opresión con plena conciencia de lo que hacen. Se obstinan en su mentira
(vuestro pecado persiste; cf 8,23).
De nuevo el tema de las ovejas/pueblo (10,1; cf. 2,15;
5,2). Hay un solo modo
legítimo de acercarse al pueblo, abiertamente y con sinceridad; el
disimulo o la ocultación delatan al explotador (cf. 12,6: Judas; 2,13ss) y
violento (18,40: Barrabás). Los
dirigentes son explotadores que usan la violencia para someter al pueblo
manteniéndolo en un estado de miseria.
A los ladrones y bandidos se opone el pastor (2), figura
mesiánica (Ez 34,11s.15) que Jesús se aplica; es el único que tiene derecho a
entrar (le abre); la autoridad que se arrogan los dirigentes es ilegítima. El pastor propone un
mensaje de liberación (3: la voz) y saca al pueblo de la institución judía (éxodo, cf. 2,16), librándolo de la muerte. El
pueblo no podía salir solo, porque no había alternativa (4). Conocimiento y relación personal
con cada uno (las llama por su nombre). La voz de los dirigentes (los
extraños) anuncia explotación y violencia (5). No entienden (cf 8,43) (6).
Jesús, la puerta (7): sólo asumiendo su actitud se puede
uno acercar legítimamente al pueblo. Hasta ahora, sus líderes han usado siempre
el dominio y la violencia para explotarlo (8). El pueblo no los sigue; está
sometido por el miedo (7,13; 9,22). Para el individuo, entrar por esta puerta (9) significa dar la adhesión
a Jesús y asimilarse a él en la entrega por el bien del hombre; quedará a salvo,
porque él da la vida definitiva (3,15s; 5,21.24.40; 6,17.40.51.54; 7,37ss). Esta puerta se abre a la tierra
de la vida, del amor leal; el hombre quedará libre de la explotación. Jesús
es la alternativa al orden injusto, crea el ámbito de la libertad y de la
vida/amor; punto de llegada de su éxodo. Podrá entrar y salir, actividad,
libertad de movimientos; encontrará pastos, cf. 6,34: nunca pasará hambre: él
mismo es el pan de vida.
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