ANTHONY DE MELLO.
Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber
vivido con su Maestro al menos durante diez años.
Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Man-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclas de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo:
“Has dejado tus chanclas y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de las chanclas?”
Tenno no supo responder y quedó confuso.
Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Consciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Consciencia Constante.
El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.
Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Man-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclas de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo:
“Has dejado tus chanclas y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de las chanclas?”
Tenno no supo responder y quedó confuso.
Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Consciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Consciencia Constante.
El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.
Enseñanza en Parábolas. Introducción y parábola del sembrador. Mc
4,1-34.
(Mt
13,1-9; Lc 8,4-8)
4 1De nuevo empezó a
enseñar junto al mar. Se congregó alrededor de él una multitud grandísima; él
entonces se subió a una barca y se quedó sentado, dentro del mar. Toda la
multitud se quedó en la tierra, de cara al mar, 2y se puso a enseñarles muchas
cosas con parábolas. En su enseñanza, les dijo:
3-¡Escuchad! Una vez salió el
sembrador a sembrar. 4Sucedió que, en la siembra, algo cayó junto al camino;
llegaron los pájaros y se lo comieron. 5Otra parte cayó en el terreno rocoso,
donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida,
6pero cuando salió el sol se abrasó y, por falta de raíz, se secó. 7Otra cayó
entre las zarzas: brotaron las zarzas, la ahogaron, y no llegó a dar fruto.
8Otros granos cayeron en la tierra buena: a medida que brotaban y crecían
fueron dando fruto, produciendo treinta por uno y sesenta por uno y ciento por
uno.
9Yañadió:
-¡Quien tenga oídos para oír, que
escuche!
Aparte de Jesús con sus seguidores
(Mt 13,10-23; Lc 8,9-18)
10Cuando se quedó a solas, los que
estaban en torno a él ) le preguntaron con los Doce la razón de usar parábolas.
11 Él les dijo:
-A vosotros se os ha comunicado el
secreto del reino de Dios; ellos, en cambio, los de fuera, todo eso lo van
teniendo en parábolas, 12para que por más que vean no perciban y por más que
escuchen no entiendan, a menos que se conviertan y se les perdone (Is 6,9-10).
13Les dijo además:
-¿No habéis entendido esa parábola? Entonces,
¿cómo vais a entender ninguna de las otras? 14El sembrador siembra el mensaje.
Estos son «los de junto al camino»: aquellos donde se siembra el mensaje, pero,
en cuanto lo escuchan llega Satanás y les quita el mensaje sembrado en ellos.
16Estos son «los que se siembran en terreno rocoso»: los que, cuando escuchan
el mensaje en seguida lo aceptan con alegría, 17pero no echa raíces en ellos,
son inconstantes: por eso, en cuanto surge una dificultad o persecución por el
mensaje, fallan. 18Otros son «los que se siembran entre las zarzas»: éstos son
los que escuchan el mensaje, 19pero las preocupaciones de este mundo la
seducción de la riqueza y los deseos de todo lo demás van penetrando, ahogan el
mensaje y se queda estéril. 20y esos son «los que se han sembrado en la tierra
buena»: los que siguen escuchando el mensaje, lo van haciendo suyo y van
produciendo fruto: treinta por uno y sesenta por uno y ciento por uno.
21Y siguió diciéndoles:
-¿Acaso se trae la lámpara para
meterla debajo del perol debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el
candelero? 22Porque si algo está escondido es sólo para que se manifieste, y si
algo se ha ocultado es solamente para que salga a la luz. 23¡Si alguno tiene
oídos para oír, que escuche!
24Y siguió diciéndoles:
-¡Atención a lo que vais a escuchar!
La medida que llenéis la llenarán para vosotros, y con creces, 25pues al que
produce se le dará, pero al que no produce le quitarán hasta lo que había
recibido.
Las parábolas del Reino (Mt 13,31-32;
Lc 13,18-19)
26y siguió diciendo:
-Así es el reino de Dios, como cuando
un hombre ha echado la semilla en la tierra; 27 él duerme y está despierto, por
la noche y por el día, y la semilla germina y va creciendo sin que él sepa
cómo. 28Por sí misma la tierra va produciendo el fruto: primero hierba, luego
espiga, luego grano repleto en la espiga. 29y cuando el fruto se entrega, envía
en seguida la hoz, porque la cosecha está ahí.
30Y siguió diciendo:
- ¿Con que podríamos comparar el
reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? 31Con un grano de mostaza, que, cuando
se siembra en la tierra, aun siendo la semilla más pequeña de todas las que hay
en la tierra, 32sin embargo, cuando se siembra, va subiendo, se hace más alta
que las hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar a su
sombra.
33Con otras muchas parábolas del
mismo estilo les exponía el mensaje, según lo que podían oír, 34y no se lo
exponía más que en parábolas; a sus propios discípulos se lo explicaba todo
aparte.
EXPLICACIÓN.
1-34.
Tríptico. Enseñanza en parábolas.
a) (4,1-9):
Jesús no se acobarda ante la oposición oficial y vuelve a enseñar en público. El mar, paso a los pueblos
paganos (cf. 1,16; 2,13; 3,7a).
Mientras enseña a un grupo, se
acerca una gran multitud, necesariamente de descontentos con el sistema,
con el que Jesús ha roto públicamente, pero penetrada aún por la ideología del judaísmo (se
congregó, cf. 1,33). Jesús interrumpe su enseñanza, sube a una barca (no suya)
y comienza de nuevo a enseñar, pero de otra manera, como había hablado a los
letrados (3,23: comparaciones/parábolas). Tiene así en cuenta la ideología de la multitud, que ve en él un caudillo para
su lucha contra el sistema injusto y capaz de liberar a Israel de la opresión.
Comenzar por
una exposición abierta del mensaje, basado en la entrega personal y en la
constitución de una sociedad nueva y universal, la alejaría para siempre. La asimilación, si se produce,
ha de ser lenta. La exhortación inicial: Escuchad (3), recuerda la
llamada a Israel de Dt 6,4. El
sembrador representa a Jesús.
b)
(4,10-25): Aparte de Jesús con sus seguidores. Aparecen los dos grupos: a) los Doce (= Israel
mesiánico, cf. 3,13-19) Y
b) los que estaban en torno a él (los seguidores no israelitas, cf.
3,32.34).
Estos últimos
se unen a los Doce para preguntar a Jesús el motivo de hablar en parábolas.
Piensan que el mensaje es accesible a la multitud; no ven diferencia entre
ellos y la gente (10). Jesús les indica la diferencia. El secreto del reino de
Dios ha sido expuesto en 2,1-3,12: admisión de los paganos en el Reino,
cancelación del pasado pecador y creación del hombre nuevo por la fe en Jesús
(2,1-13, paralítico); nueva comunidad que integra lo mismo a los israelitas que
a los excluidos de Israel: igualdad
de todos los pueblos, cesando el privilegio de Israel (2,14-17, Leví, en
la casa); alianza nueva que hace caducar las instituciones de Israel (2,18-22,
el novio/esposo); el
hombre nuevo, por encima de la Ley (2,23-28); norma suprema, el bien del hombre; arriesgar la
vida por procurarlo; ruptura con la institución judía que inutiliza al
hombre (3,1-7a); se
excluye la liberación por la violencia (3,7b-12). Los seguidores de Jesús habrían
debido comprender esto; los de fuera (únicos destinatarios de las
parábolas) no pueden comprenderlo a menos que se conviertan (= den su adhesión
a Jesús) y sean liberados de su pasado (11-12). A menos que (12), según la
interpretación rabínica del dilemá targúmico.
No han entendido la parábola, porque no se
esperaban que Jesús hablase de disposiciones interiores, sino de acción
exterior (13). Los cuatro terrenos son cuatro
disposiciones del hombre ante el mensaje:
a) no lo deja penetrar (cf.
10,46ss) (Satanás, la
ideología/ambición de poder lo neutraliza y no deja huella); b) lo acepta superficialmente, sin
compromiso serio (cf. 14,27-31); c) no renuncia a la ambición de dinero (cf. 10,26);
d) lo hace propio y da
fruto (14-20). El secreto que ellos conocen deberá ser publicado en la
futura misión (21-22). El
fruto que se produce se verá multiplicado más allá de toda expectativa. Quien
no produce, lo pierde todo (24-25).
c)
(4,26-34): Jesús se dirige de nuevo a la multitud, exponiendo en clave el
secreto del Reino. Primera
parábola del Reino (4,26-29), su aspecto personal: la maduración del hombre por la asimilación del
mensaje, hasta la entrega total (el fruto = el hombre nuevo, se entrega).
En la tierra,
universalidad (cf. 2,10). El que siembra debe respetar ese proceso interior (sin que él
sepa cómo). La siega: el
individuo se integra en la comunidad, en su fase terrestre y poshistórica
(cf. 13,27).