martes, 8 de diciembre de 2015

MI DÉCIMO CUARTA CATEQUESIS.

  PADRE NUESTRO DEL CIELO.

PROCLÁMESE ESE NOMBRE TUYO.

LLEGUE TU REINADO.
REALÍCESE EN LA TIERRA TU DESIGNIO DEL CIELO.
NUESTRO PAN DEL MAÑANA DÁNOSLO HOY.
Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS,
QUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.
Y NO NOS DEJES CEDER EN LA TENTACIÓN,
SINO LÍBRANOS DEL MALO. AMÉN.

¿Cuál es tu nombre? El nombre está por la persona, es una manera de designar la persona. Pero, en este contexto, el nombre se refiere al que acabamos de pronunciar: Padre. Reconózcase o proclámese ese nombre tuyo. Esto es lo que se pide. ¿Quién lo tiene que proclamar?


El Padre nuestro tiene una invocación: Padre nuestro del cielo. Después, tiene tres peticiones para la humanidad entera, en las cuales no aparece ningún nombre personal referido a nosotros. Se dice: tu nombre, tu reino, tu voluntad. Y tiene una segunda parte, la cual se refiere a la comunidad cristiana. Nuestro pan, nuestras deudas, no nos dejes ceder a la tentación. De modo que, en la primera parte, los nombres posesivos se refieren a nosotros: nuestro pan, nuestras deudas, nuestros deudores, no nos dejes ceder a la tentación y líbranos. De modo que tiene dos partes clarísimas.


En esta primera parte, que estamos comentando, la primera petición es esa: proclámese ese nombre tuyo. ¿Quién lo tiene que proclamar? La humanidad. No nosotros. Nosotros ya lo reconocemos. Precisamente lo hemos llamado así: Padre. De modo que nosotros reconocemos que Dios es Padre. Pero la humanidad, no. Por lo tanto lo que se pide es que la humanidad reconozca que Dios es Padre. ¿Qué significa esto?


Las tres primeras peticiones del Padre nuestro nacen de una experiencia. Nosotros ya conocemos que tú eres Padre, nosotros hemos experimentado tu amor, nosotros vivimos de esa vida que nos has comunicado. Nacen de esa experiencia. Entonces esa experiencia se traduce en deseo. El deseo de que la humanidad conozca esto. Y desemboca en el compromiso. Y tenemos que hacer lo que podamos para que esto se verifique. De manera que nace de la experiencia, que hace surgir el deseo y desemboca en el compromiso.


La comunidad tiene experiencia de que Dios es Padre y quiere que la humanidad entera la tenga. Porque aquí hay la utopía pequeña, la utopía realizada, que es la comunidad cristiana. Ese es el reino de Dios realizado, donde existen unas nuevas relaciones humanas, donde hay la experiencia del amor del Padre, donde hay experiencia del amor de los hermanos, el amor fraterno y la solidaridad, donde los seres humanos son libres, no están sometidos ya a leyes, ni a imposiciones, donde toda esa comunidad está volcada para el bien del resto de la humanidad. De modo que hay una pequeña, minúscula, digamos, utopía realizada, el grupo cristiano.


Pero queda la gran utopía, que es la realización en la humanidad entera. Y entonces, los que viven en la utopía realizada, piden que se realice, que se verifique la gran utopía, que la humanidad llegue a entrar en esta realidad.

Proclámese o reconózcase ese nombre tuyo. Que la humanidad sepa que tú eres Padre.


Esto es la gran liberación de la humanidad. Porque todos los regímenes tiránicos, los cuales eran los únicos regímenes que había en aquel tiempo, no había más que tiranos, todos se han basado o han pretendido siempre estar consagrados por los dioses. La misma organización judía, tremendamente opresora, que era religioso-política, porque el sumo sacerdote era jefe religioso, pero además jefe político desde que había cesado la monarquía, era jefe de estado al mismo tiempo. Y esa organización se basaba en la pretensión de que eso era instituido por Dios. Y no digamos los regímenes paganos. Todos estaban amparados por sus correspondientes dioses.


Ya sabemos que en casi todos los países había dos religiones paralelas. Una era la religión del estado y otra era la religión popular. La religión popular empieza con lo doméstico: los difuntos, los dioses de la casa, en fin, todo lo inmediato. Pero el estado crea sus propias divinidades, que no hacen más que consagrar los valores del poder. Y así, por ejemplo, en Roma, ¿quién es el valor supremo? Júpiter. Júpiter es rey, sacerdote. Por eso el jefe del estado romano es rey y sacerdote, supremo poder civil y religioso. Se crea una divinidad a imitación dela cual se ejerce el poder civil y religioso. En Babilonia, era Marduc. El rey era la encarnación de Marduc. Y en Egipto ya el rey, el faraón, era hijo del sol, que era su divinidad. De manera que tenía categoría divina. Todas las tiranías se amparan en eso. Otras, naturalmente, no llegan a proclamarse divinas, pero, incluso en el imperio cristiano, el rey, el emperador era consagrado por la Iglesia y era coronado por ella. De modo que tenía ese respaldo religioso.


Todo esto es lo que se cae. Porque Dios no es el Señor que domina, sino el Padre que da vida. Ninguna autoridad humana puede poner su base en Dios, en el dios que también es un déspota celeste. Así era incluso el dios del AT en muchos pasajes, no en otros, claro, porque está muy mezclado. Pero, en muchos pasajes, aparecía como ese dios absoluto, ese dios con poder ilimitado. Fijaos que en el AT los reyes se llaman dioses y también los jueces. “Dioses sois e hijos del Altísimo todos”, dice un salmo. Eran los personajes de la autoridad. ¿Por qué? Porque como Dios es la autoridad suprema, el que participa de la autoridad es como Dios. Pues esto se cae por su base.


Cuando la humanidad se dé cuenta de que Dios no puede dar pie a ninguna autoridad absoluta, a ninguna tiranía, porque Dios no ejerce así, sino que Dios en realidad es el Padre que comunica vida, la humanidad se liberará de todo miedo. 

Es la primera petición. Que la humanidad comprenda que tú eres Padre. Por lo tanto que no respete ya ninguna tiranía, ninguna opresión, lo cual significa la liberación de la sumisión, que es lo que la humanidad ha vivido siempre. Es el horizonte de la libertad. Veis qué fuerte es el Padre nuestro, lo que se pide en él. Los que viven en una comunidad tienen ya esa experiencia, ellos ya saben que Dios es Padre, no pueden someterse a ningún tirano. 

Tendrán que vivir en una sociedad, donde tendrán que convivir con otros. Pero reconocer como divinos esos poderes, como se hacía en el culto al emperador romano, no, eso no. El estado será necesario, pero nosotros no aceptamos la veneración del poder. Puede ser un mal necesario, pero nunca el poder tiránico, nunca. El poder opresor, jamás. 

Primera petición. Que la humanidad, sabiendo que tú eres Padre, sea libre, se libere.

PARA LEER LA CONFERENCIA ENTERA:

miércoles, 25 de noviembre de 2015

MI DÉCIMO TERCERA CATEQUESIS.


PADRE NUESTRO DEL CIELO.

PROCLÁMESE ESE NOMBRE TUYO.
LLEGUE TU REINADO.
REALÍCESE EN LA TIERRA TU DESIGNIO DEL CIELO.
NUESTRO PAN DEL MAÑANA DÁNOSLO HOY.
Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS,
QUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.
Y NO NOS DEJES CEDER EN LA TENTACIÓN,
SINO LÍBRANOS DEL MALO. AMÉN.

Existen dos clases de oración: la oración de unión, la presencia de Dios en nosotros, que no tiene formulario. Nosotros podemos pedir lo que queramos o no decir nada, el caso es saber que el Señor está con nosotros.

Hay “un mandamiento”, lo mismo que hay “el pecado”. El pecado y el mandamiento son dos actitudes contrapuestas. El mandamiento es el amor como Jesús ha amado, o sea, hasta el final, el amor a todos como él ha amado, y el pecado es el desprecio de todos para vivir para el propio egoísmo.

Del mandamiento nacen los mandamientos, que son las exigencias concretas del amor en contextos determinados, que nunca se precisan porque son infinitas. Y del pecado nacen los pecados, de la actitud egoísta nacen los pecados: las injusticias, las ofensas, el daño que se causa a otros.

Existe también la oración de petición, que es ocasional. Para ésta el Señor nos enseña el Padre nuestro.

Padre nuestro del cielo. Es una oración comunitaria. Padre nuestro, no Padre mío. Es comunitaria siempre. 

La palabra “Dios” no aparece en toda la oración, porque el nombre cristiano de Dios es: Padre.

Padre es el que por amor comunica su propia vida. Al decir nosotros a Dios, Padre, significa que tenemos experiencia de que hemos recibido esa vida. Y como esa vida es el Espíritu, los que pronuncian el Padre nuestro son los que ya tienen el Espíritu de Dios, porque es el Espíritu el que nos hace hijos.

Padre nuestro del cielo, naturalmente se opone al padre de la tierra. Jesús no tiene padre terreno. Lo ha dicho Mateo en el capítulo primero. Y luego en el capítulo 23 dice: vosotros no llaméis a nadie padre en la tierra.

La figura del padre es, en la tradición judía, el modelo del hijo. El hijo tiene que parecerse a su padre. Y además el padre es el transmisor de la tradición. 

Si el Señor tenía que proponer el mensaje de Dios en toda su pureza, en toda su transparencia, él no podía tener por modelo a un hombre, ni podía depender de la tradición que le transmitiera un hombre. Este es uno de los sentidos teológicos del nacimiento virginal o de la concepción virginal de Jesús. Jesús no podía tener modelo humano, ni estar condicionado por una tradición humana transmitida por un padre humano.

Por lo tanto, Jesús es el principio de una nueva humanidad, está en paralelo con Adán.

Mateo ya lo dice: “no llaméis a nadie padre sobre la tierra”, es decir, no tengáis modelo humano, no os acomodéis a tradiciones transmitidas. Marcos lo pone de otra manera, cuando dice: “Todo el que deje casa, padre, madre, hermanos, hermanas, hijos o tierras por causa mía y por causa del evangelio, de la buena noticia, recibirá en este mundo, ahora, en esta vida, cien veces más: casa, madre, hermanos, hermanas, hijos, tierras”. Y no dice nada del padre.

Nuestro modelo es el Padre del cielo. Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto. Ese es el modelo. Modelo que hemos visto realizado en Jesús. Jesús es la única manera que tenemos de conocer al Padre del cielo. Por eso, Padre nuestro del cielo. Éste es nuestro Padre.

El cielo no indica lejanía. El cielo es una metáfora, espacial, pero una metáfora. Los antiguos ponían lo sublime, lo elevado en la altura. También nosotros, instintivamente (aunque ahora a lo bueno lo llamemos “profundo”).  Por tanto el cielo, que es lo más alto, es símbolo de la excelencia y de, lo que llamamos en un lenguaje más teológico, la trascendencia divina. Es decir, que a Dios no se le alcanza, no se le ve, es un ser que está por encima de todas nuestras categorías.


Padre nuestro del cielo, es decir, nosotros hablamos de que tenemos la experiencia de tu hogar. Sabemos que nos amas. Y además estamos comprometidos con ese amor y estamos trabajando para que la humanidad conozca tu amor, trabajando por la felicidad de los seres humanos.

PARA LEER LA CONFERENCIA COMPLETA:

domingo, 15 de noviembre de 2015

MI DECIMOSEGUNDA CATEQUESIS.



A unos padres preocupados 
por la educación de sus hijos, 
les citó el Maestro un dicho rabínico:

"No reduzcas a tus hijos 
a lo que tú hayas aprendido, 
porque ellos han nacido
en otra época".



LA PRIMERA PASCUA. Sustitución del Templo. Jesús, nuevo santuario. Jn 2,13-22.

13. Estaba cerca la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14. Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas instalados,
15. y haciendo como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes; a los cambistas les desparramó las monedas y les volcó las mesas
16. y a los que vendían palomas les dijo:
- Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios.
17. Se acordaron sus discípulos de que estaba escrito: “ La pasión por tu casa me consumirá”.
18. Respondieron entonces los dirigentes judíos, diciéndole:
- ¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?
19. Les replicó Jesús:
- Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré.
20. Repusieron los dirigentes:
- Cuarenta y seis años ha costado construir este santuario, y ¿tú vas a levantarlo en tres días?
21. Pero él se refería al santuario de su cuerpo.
22. Así, cuando se levantó de la muerte se acordaron sus discípulos de que había dicho esto y dieron fe a aquel pasaje y al dicho que había pronunciado Jesús.

EXPLICACIÓN.

13-22. La nueva relación entre Dios y los hombres (2,1-11) comporta la desaparición de las instituciones que pertenecían a la antigua. En primer término, la del templo; desde ahora, el lugar donde Dios se manifiesta y desde donde actúa es el hombre mismo.
La Pascua de los Judíos (13) (no “la Pascua del Señor”; cf Éx 12,11.48; Lv 23,5; Nm 9,10.14; Dt 16,1, etc.) es la fiesta oficial, que no conserva el carácter liberador de la antigua Pascua.
El templo (14), centro religioso y símbolo nacional de Israel, convertido en lugar de comercio y explotación. El azote de cuerdas (15) era símbolo mesiánico. Jesús se presenta como Mesías cuando está próxima la fiesta de Pascua y acuden peregrinos a Jerusalén. Anuncia su propósito de sacar (éxodo) al pueblo (representado por las ovejas), cf 10,1ss; Ez 34) fuera de la institución religiosa (15) de la que es víctima. Los cambistas representan el sistema bancario del templo y el tributo que todos los judíos habían de pagar. Principales acusados, los vendedores de palomas (16); la paloma se usaba para los sacrificios expiatorios, en particular de los pobres; como en la figura de las tinajas (2,6), se prometía vanamente la reconciliación con Dios, mientras se explotaba económicamente a los más débiles (cf 1,32; el Espíritu/paloma comunicación de Dios con el hombre). Los vendedores son figura de la jerarquía del templo, que explotaba a los pobres con el fraude de lo sagrado. El Dios del templo ya no es el Padre, sino el dinero (16): templo idolátrico. Mi Padre: nueva afirmación mesiánica (cf. Sal 2,7). La relación con Dios ya no es religiosa, sino familiar (Padre); no de temor, sino de amor y confianza.
Los discípulos (17) interpretan el gesto en clave de celo de Elías (1 Re 19,10.14.15-18; 2 Re 10.1-28; Mal 3,1ss.23; Eclo 48,1-11). Ven en Jesús un Mesías que va a reformar las instituciones por la violencia.
Los dirigentes del templo (18), representados antes por los vendedores, no hacen caso de la exhortación de Jesús; le piden sus credenciales como Mesías. La función del templo era significar la presencia activa de Dios (cf. Éx 40,34-38). Ellos la han anulado, haciendo del templo un mercado. Jesús, en quien habita la gloria/Espíritu (1,14), es el nuevo santuario que invalida todos los anteriores. Matando a Jesús (19), los dirigentes intentarán eliminar definitivamente la presencia de Dios, al que ya han desalojado del templo. La expresión cuerpo/persona, usada en Jesús (21) (cf. 19,31.38.40; 20,12), es extensible a los que posean el Espíritu (7,38; 19,34) (21).
Solo cuando Jesús resucite comprenderán los discípulos que su celo lo había llevado a dar la vida por los hombres, no a quitar la vida a otros. A todo lo largo del relato evangélico, la adhesión a Jesús (2,11) coexiste en los discípulos con la interpretación errónea de su misión (22).

MI UNDÉCIMA CATEQUESIS.

                       34 Los fariseos, al enterarse de que Jesús había tapado la boca a los saduceos, se congregaron
35 y uno de ellos, que era jurista, le preguntó para tentarlo:
                       36 - Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
                       37 Él le contestó:
                       - "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente" (Dt 6,5).
38 Éste es el mandamiento principal y el primero,
39 pero hay un segundo no menos importante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lv 19,18).
40 De estos dos mandamientos pende la Ley entera y los Profetas.

EXPLICACIÓN.

34 - 40. Un jurista, delegado del partido fariseo. Cuestión muy discutida; ordinariamente se consideraba la observancia del sábado el más importante mandamiento (34-36). Jesús responde con los textos de Dt 6,5 y Lv 19,18. Dos mandamientos inseparables: quien da su adhesión a Dios, ha de conformar su conducta a la de Dios, el gran bienhechor del hombre (37s). Todo el AT es una explicitación de estos dos mandamientos (40). Su observancia habría hecho de Israel una sociedad justa, pero el proyecto de Dios ha fracasado (21,13).



1 Corintios 13          1Y me queda por señalaros un camino excepcional. 
                  Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles que, si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes.
                  2Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada.
                  3Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo que, si no tengo amor, de nada me sirve.
                  4El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, 5no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal, 6no simpatiza con la injusticia, simpatiza con la verdad. 7Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre.
                 8El amor no falla nunca. Los dichos inspirados se acabarán, las lenguas cesarán, el saber se acabará; 9porque limitado es nuestro saber y limitada nuestra inspiración y, 10cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como un niño, tenía mentalidad de niño, discurría como un niño; cuando me hice un hombre, acabé con las niñerías. 12Porque ahora vemos confusamente en un espejo mientras entonces veremos cara a cara; ahora conozco limitadamente, entonces comprenderé como Dios me ha comprendido. 13Así que esto queda; fe, esperanza, amor; estas tres, y de ellas la más valiosa es el amor.

EXPLICACIÓN.

12,31b-13,13.   Con todo su valor, los dones son secundarios; si no hay amor fraterno, los dones y los heroísmos están vacíos. El amor significa la entrega de sí mismo a los demás para procurarles vida, sin buscar en nada el propio interés (12,31b-13,3). Cualidades del verdadero amor, casi personificado por Pablo. En la enumeración tiene de mira los defectos manifestados por los corintios (4-7).

                Los dones del Espíritu, tan útiles para la vida de la comunidad, dejarán de serlo en la vida futura. El amor, en cambio, continuará siempre, y con él la fe, en el sentido de total adhesión a Dios, y la esperanza, es decir, su objeto, la plenitud de vida de los hijos de Dios (Rom 8,18ss) (8-13).

miércoles, 4 de noviembre de 2015

MI DÉCIMA CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN.

COME TU MISMO LA FRUTA.

 
En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su Maestro:

“Siempre nos cuentas historias, pero nunca nos revelas su significado”.

El Maestro replicó:

“¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?”.

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar. Ni siquiera el Maestro.

Mt 4,25—5,12. LAS BIENAVENTURANZAS.


25 Lo siguieron grandes multitudes procedentes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
1 Al ver Jesús las multitudes subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos.
2 Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así:
                    3 Dichosos los que eligen ser pobres,
                       porque ésos tienen a Dios por rey.
                    4 Dichosos los que sufren,
                       porque ésos van a recibir el consuelo.
                    5 Dichosos los sometidos,
                       porque ésos van a heredar la tierra.
                    6 Dichosos los que tienen hambre y sed de esa justicia,
                       porque ésos van a ser saciados.
                    7 Dichosos los que prestan ayuda,
                       porque ésos van a recibir ayuda.
                    8 Dichosos los limpios de corazón.
                       porque ésos van a ver a Dios.
                    9 Dichosos los que trabajan por la paz,
                       porque a ésos los va a llamar Dios hijos suyos.
                  10 Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad,
                       porque ésos tienen a Dios por rey.
                  11 Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía.
12 Estad alegres y contentos, que grande es la recompensa que Dios os da; porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido.

EXPLICACIÓN.

4,25-5,12.    Multitudes judías y paganas. La actividad de Jesús rompe las fronteras entre los pueblos (4,25). Reacción de Jesús, subir al monte, lugar de la presencia y actividad divinas. Va a promulgar el estatuto del Reino, a definir la nueva alianza y a constituir el nuevo pueblo. Sube al monte como Moisés y habla desde él como Dios: el Hombre-Dios.

                  "Pobres" (3), en la tradición judía, los pobres sociológicos; "eligen", lit. "por el/su espíritu", que indica un acto interior del hombre, de inteligencia, voluntad o sentimiento; en este contexto, de voluntad (= decisión, opción). "Los pobres por propia decisión" = los que eligen ser pobres. Jesús mismo lo interpreta en 6,24 (opción entre Dios y el dinero). Tienen a Dios por rey (lit. "de ellos es el reinado de Dios"), es decir, sólo con ellos actúa Dios como rey. El reinado de Dios pone fin a la miseria; no carecerán de lo necesario ni tendrán que someterse a otros para obtener el sustento (6,25-34). Esta pobreza se opone al acumular y retener bienes (6,19-21) y supone la disposición a compartir lo propio (6,22). Ésta es la buena noticia a los pobres (Is 61,1; Mt 11,15).

                Las tres bienaventuranzas siguientes contienen una promesa de liberación, efecto de la opción por la pobreza.

                Los que sufren (4), alusión a Is 61,1 donde se trata de la opresión de Israel. Jesús anuncia el fin de la opresión para la humanidad entera.

                Los sometidos (5), según el texto de Sal 37,11: los que han perdido su independencia económica y su libertad y tienen que vivir sometidos a los poderosos que los han despojado. La tierra, universal: plena restitución de la libertad e independencia.

               Esa justicia (6) condensa las dos bienaventuranzas anteriores: verse libres de la opresión, gozar de independencia y libertad.

              Las tres bienaventuranzas siguientes definen la labor del grupo cristiano en medio de la sociedad.

              Los que prestan ayuda (7), la misericordia expresada en obras.

             Los limpios de corazón (8), cf. Sal 24,4, en paralelo con "el de manos inocentes": buena intención que se traduce en conducta sincera. Ver a Dios, la experiencia constante de su presencia. No cuenta ya la pureza de la ley, sino la del comportamiento, ni el encuentro con Dios en el templo (Sal 24,3; 42,3.5; 43,3), sino en la vida.

            La paz (9): prosperidad, tranquilidad, derecho, justicia; en suma, la felicidad individual y social. Condensa las dos bienaventuranzas anteriores. Tal actividad hace al hombre semejante a Dios, por ser la misma que él ejerce con los hombres. No relación de siervo a señor, sino de hijo a Padre (cf. Os 2,1).

          La última bienaventuranza (10) completa la primera (3) (ambas en presente y con el segundo miembro igual). La persecución no es un fracaso, y es consecuencia de la fidelidad a la opción inicial (5,3). La sociedad, basada en la ambición de poder, gloria y riqueza, no la tolera.

          Las promesas de futuro (vv. 4-9) son efecto de la opción y fidelidad presentes (vv. 3,10). Liberación progresiva de los oprimidos por la existencia del grupo humano que opta contra los valores de la sociedad y crea una alternativa.

         
Para los discípulos (11s) desarrolla la última bienaventuranza. La sociedad ejercerá sobre ellos una presión más o menos cruenta. La reacción ha de ser de alegría. Su recompensa será la experiencia de que Dios reina sobre ellos. Con su modo de vivir, los discípulos toman el puesto de los profetas de antaño: hacen visible una nueva relación humana, que denuncia la injusticia existente.

lunes, 12 de octubre de 2015

CONFIRMACIÓN 9. MI NOVENA CATEQUESIS.

ELCUADRO.

(ERICH FROMM)



El amor es una actividad, una facultad, un poder del alma. Es un error creer que el amor depende de la suerte de encontrar un objeto adecuado –y que después de todo viene solo-. Puede compararse esa actitud con la de un hombre que quiere pintar, pero que en lugar de aprender el arte sostiene que debe esperar el objeto adecuado, y que pintará maravillosamente bien cuando lo encuentre.




 


                 Gn 1,26: "Y dijo Dios:
                 -Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza;".
                  Gn 1,27: "Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gn 1,28 Y los bendijo...".

                Dios creó  al hombre a su imagen, es decir, con la posibilidad de ser libre y señor como él. La antigua alianza instituyó el precepto del descanso para que el hombre se emancipara periódicamente de la servidumbre del trabajo y se asemejase a Dios, su modelo. El precepto era así símbolo y promesa de libertad y recordaba al hombre que su situación era transitoria.

              El reino de Dios, la comunidad nueva que sustituye la antigua alianza, se caracteriza por la infusión en el hombre de la vida definitiva, el Espíritu, que hace al hombre "hijo de Dios" y lo capacita para llegar a ser "el Hombre" pleno pensado por el Creador. En ella, la libertad no se vive ya como símbolo, sino como realidad. Siendo "señor", no está sujeto a la Ley, que pierde su papel.

              En la antigua alianza, el hombre era relativamente superior al precepto; en el Reino, es señor del precepto. La ley queda superada.

              Para Marcos, la Ley si no tiene en cuenta el bien del hombre y anula su libertad, es dañina e inaceptable. En cuanto a la Ley misma, ésta, en cuanto código moral, ha tenido validez para una época, pero en el reino de Dios es innecesaria y queda superada.

             La adhesión a Jesús borra los pecados del pasado y obtiene el Espíritu, que asegura el favor de Dios. No hay motivo para el ayuno y la tristeza. La formación del discípulo de Jesús no se hace en el marco de la antigua alianza, sometida a leyes y ritos, sino en el de la alianza de Jesús (el Esposo): en ella el hombre goza de plena libertad, orientada por la adhesión/amistad con Jesús, en el ambiente de alegría que crea su presencia.

          Por eso, el hombre nuevo y la nueva comunidad universal no pueden encuadrarse en las estructuras religiosas y en las categorías culturales del judaísmo. Éstas han caducado, y todo intento de encajar o adaptar lo nuevo a lo antiguo no consigue más que estropear o destruir lo uno y lo otro.

jueves, 15 de enero de 2015

ÍNDICE. CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN.

1. CICLO.

MI PRIMERA CATEQUESIS. 

MI SEGUNDA CATEQUESIS. 
MI TERCERA CATEQUESIS. 
MI CUARTA CATEQUESIS. 
MI QUINTA CATEQUESIS.
MI SEXTA CATEQUESIS.  
MI SÉPTIMA CATEQUESIS. 
MI OCTAVA CATEQUESIS.


2. CICLO.




 3. CICLO.


EN PDF:MIS CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN.

19. https://files.acrobat.com/a/preview/bebfbc9a-e16e-4044-8d53-61645e2333f1
20. https://files.acrobat.com/a/preview/05cdef60-c835-4cb2-ac10-7c4b16e14ee3
21. https://files.acrobat.com/a/preview/1851939c-e86c-485d-8dbc-964ed39f7bb9
22. https://files.acrobat.com/a/preview/4a20b622-9859-4b94-92a3-ca306a7d43e8
23. https://files.acrobat.com/a/preview/91f9cf5c-c852-435c-8ef0-2af569d11c07
24. https://files.acrobat.com/a/preview/8b412262-2824-4e98-a1a7-3edfc904fcae
25. https://files.acrobat.com/a/preview/41359301-2e32-4acc-972e-4455892a3cbd
26. https://files.acrobat.com/a/preview/0d60c710-e774-4883-8ac9-af3e61188957
27. https://files.acrobat.com/a/preview/7c9f65a5-c9f6-4390-808b-40f4e1f5149d
28. https://files.acrobat.com/a/preview/02aee56e-3db9-44a4-a933-d495ff05781d
29. https://files.acrobat.com/a/preview/df820946-a01d-4962-b185-9c5d9482badd
30. https://files.acrobat.com/a/preview/8cacfee9-732e-40ba-9eb0-e90fcf444211
31. https://files.acrobat.com/a/preview/e9116c99-229f-4c2c-a7ee-90d2c0d051fb
32. https://files.acrobat.com/a/preview/50aae3f6-928f-4451-b4c7-8a8c05b80a4f





CONFIRMACIÓN 8. MI OCTAVA CATEQUESIS.

EL MOSQUITO Y LA LUCIÉRNAGA.

(GASPARE GOZZI)
Una noche, el mosquito le decía a la luciérnaga:
-“Yo no creo que haya en el mundo una criatura más útil y al mismo tiempo más noble que yo. Si el hombre no fuere por naturaleza un ingrato, debería estarme eternamente agradecido; de hecho, no podría tener mejor maestra de comportamiento moral. Porque mis agudas picaduras le ofrecen la posibilidad de ejercitarse en la noble virtud de la paciencia. Y con el fin de que se sacuda de su inepto sueño, de día y de noche, en cuanto se acuesta para dormir, enseguida me ocupo de picarle ya sea en la frente, en la nariz, o en otras partes del cuerpo. También poseo en la boca una trompetilla, con la cual, a modo de guerrero, voy tocando y proclamando mis gestas. Pero tú, luciérnaga, ¿qué bien reportas al mundo?”.
Respondió la luciérnaga:
-“Amigo mío, temo que tú te equivocas al juzgar entre nosotros dos. Todo aquello que crees hacer en beneficio de los demás, en realidad lo haces pensando tan sólo en ti. Al picar a las personas, chupas su sangre, la cual te ayuda a nutrir tu vientre; y tocando la trompetilla, tratas de exaltar tu acción ante tus ojos y a la vista de los otros. En realidad sólo te quieres a ti mismo. En cuanto a mí, no tengo otras cualidades fuera de esta lucecita que arde en mi corazón. Con eso procuro iluminar el camino a quien está envuelto en las tinieblas de la noche. Sé que esta lucecita mía es bien pequeña, y quisiera hacer más, pero mi naturaleza no lo permite. El poco bien que hago, lo hago en silencio, sin vocearlo alrededor. ¡Que las personas juzguen quién de nosotros dos les es de mayor provecho!”. 
 

PREDICACIÓN EN GALILEA. LA MARGINACIÓN: EL LEPROSO. Mc 1,39-45.

(Mt 8,2-4; Lc 5,12-16) 
39Fue predicando por las sinagogas de ellos; por toda Galilea, y expulsando los demonios. 40Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
-Si quieres, puedes limpiarme.
41Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-Quiero, queda limpio.
42  Al  momento se le quitó la lepra y quedó limpio. 43Reprimiéndolo, lo sacó fuera enseguida 44 y le dijo:
-¡Cuidado con decirle nada a nadie! Al contrario, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos.
45Pero él, al salir, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en  despoblado, pero acudían a él de todas partes.


EXPLICACIÓN.
39-45. Episodio central de la sección: Actividad parecida a la de la sinagoga de Cafarnaún; normalmente, los sábados: anunciar la cercanía del reinado de Dios en toda Galilea, al pueblo que, por estar integrado en la institución (sinagogas), no sospechaba la existencia de una alternativa. Sigue la conexión entre proclamación y liberación de demonios (39). El leproso es el caso extremo y el prototipo de la marginación religiosa y social, impuesta por la Ley (Lv 13,45s). Al acercarse a Jesús está  violando la Ley. Si quieres, puedes, dicho de Dios en Sab 12,18 (40).  Conmovido, usado de Dios en el judaísmo (en el NT, sólo de Jesús): el amor de Dios por los hombres, manifestado en Jesús. Él no reconoce marginación alguna; la establecida por la Ley no corresponde a lo que Dios es y quiere: el reinado de Dios no excluye a nadie de la salvación. Viola la ley, tocando al leproso (41). Es pronto para divulgar un mensaje tan radical, la invalidez de la ley de lo puro/impuro y la Igualdad de todos los hombres ante el Reino. Los ritos impuestos por Moisés (no por Dios; cf Lv 14,1-32) demuestran la dureza de aquel pueblo (como prueba contra ellos, cf Dt 31,26) (42-44). Desobediencia del hombre. En consecuencia, Jesús queda marginado, pero aumenta el  concurso de gente (45). Se abre así el Reino a todos los excluidos como Impuros por la Ley judía, incluidos los paganos. 
En la perícopa del leproso, después de haberlo curado, Jesús «le regañó y lo sacó fuera en seguida diciéndole: "Mira, no digas nada a nadie. Ve, en cambio, a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos". El, cuando salió, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor». 

¿Qué motivo puede haber para que Jesús regañe al antes leproso?, ¿qué significa «lo sacó fuera», si no se dice que estuvieran dentro de un local? El lenguaje es figurado: Jesús lo saca fuera de la mentalidad y doctrina de la sinagoga o institución judía, según la cual la marginación que había sufrido era justa y querida por Dios. Lo que merecía el reproche de Jesús al leproso era que había creído la doctrina de que Dios lo rechazaba y que los hombres tenían derecho a hacerlo, el haber aceptado y justificado su marginación.
 Por eso Jesús le prohíbe hablar hasta que no se haya liberado interiormente de su falsa creencia, hasta que no esté convencido de la injusticia de la institución que lo marginaba. Para ello le hace ver
las severas y onerosas condiciones que exigía la institución para readmitirlo, al mismo tiempo que atribuye esa prescripción a Moisés y no a Dios y subraya que Moisés mismo demostraba con ella la falta de corazón del pueblo (“como prueba contra ellos») (Mc 1,44). 

No le bastaba, pues, a Jesús haber liberado al leproso/marginado de su tara; el hombre tenía que liberarse interiormente, y para ello comprender la injusticia de su situación anterior, e identificar a su opresor, la institución religiosa. Si hubiera hablado sin estar convencido de esto, habría elogiado simplemente la bondad de Jesús en su caso particular; sin embargo, «cuando salió» (éxodo) de esa falsa mentalidad, sí comprendió «el mensaje» contenido en la acción de Jesús y «se puso a proclamarlo»: que Dios no tolera la marginación y que ésta no puede nunca justificarse apelando a él. Este mensaje ponía en cuestión los principios teológicos de la sociedad judía. Esta actitud ante la marginación hace de Jesús mismo un marginado (Mc 1,45).